miércoles, 25 de septiembre de 2013

Parto Humanizado: respondiendo a la nota de Infobae

Hoy una amiga me mandó el link a esta nota. La revisé, como siempre hago con lo que comparto pero encontré varias cosas que me hicieron ruido.

Si bien es bueno que se traten estos temas en los medios, encontré varios puntos con los que no concuerdo en absoluto y considero que en algunos puntos se está “malinformando” y me gustaría aclararlos desde otro punto de vista más crítico.

Quiero aclarar que no tengo ninguna animosidad particular hacia el medio en cuestión o las personas citadas.


Mis comentarios en naranja.

Crece el número de madres que optan por un trato más personalizado a la hora de dar a luz. Especialistas consultados por Infobae hablaron de las falencias del sistema de salud en ese sentido. Los riesgos del parto domiciliario
Parece que hablan de una moda pasajera. Lo que rescato es que reconozcan “falencias del sistema de salud”.  Lo de “Los riesgos del parto domiciliario” da la pauta de cómo viene la mano… pero me explayo sobre esto más adelante.
Por parto humanizado se entiende todo aquel que respete los derechos de la paciente al momento de la llegada de su hijo al mundo. Y todo es que ella decida desde quién la acompañe durante el proceso, pasando por qué posición parir, hasta si quiere o no recibir anestesia.
¿¿Y ahí se acaban las opciones?? Yo me preguntaría… ¿también puede elegir con la misma facilidad si quiere o no que le pongan una vía con suero o con oxitocina sintética? ¿y si no quiere una episiotomía? Y si pasada la semana 41 la mujer no quisiera someterse a una inducción, ¿también puede elegir? ¿si su bebé está sentado o ante una gestación múltiple puede elegir?
Volviendo al punto del “parto humanizado”, la descripción pero parece bastante limitada, si tenemos en cuenta que la atención humanizada implica:
·         que esté basada en los derechos y necesidades emocionales, físicas, psíquicas y sociales de la mujer, el bebé y su familia
·         que tenga como objetivo que se viva la experiencia como un momento especial, placentero en condiciones de dignidad humana, donde la mujer sea protagonista de su propio parto, reconociendo el derecho de libertad a decidir dónde, cómo y con quién parir
·         que esté basada en evidencia científica y en las recomendaciones de la OMS
·         que tenga enfoque intercultural
·         que esté realizada por personal calificado con mayor arraigo en la comunidad (parteras) y con preparación para la atención del embarazo, parto y puerperio normales.

"Quiero que mi marido me ayude en el trabajo de parto", "me gustaría dar a luz con música", "quiero intentar un parto natural aunque haya tenido una cesárea", son algunas de las frases que identifican a las mujeres que buscan un parto humanizado. Esta modalidad de parto, que ya tiene varias décadas, es cada vez más frecuente en la Argentina, donde algunos hospitales la ofrecen y ya existen profesionales y centros de salud especializados.
Me parece terrible, rozando lo ofensivo, que se hable de una “modalidad”, de algo “cada vez más frecuente” como si se tratar de elegir un bien de consumo o una actividad, cuando en realidad es un derecho!!! (la ley casualmente la citan más abajo).  NO SE TRATA DE ELECCIONES SINO DE DERECHOS.
¿Las causas? Entre las razones más importantes se destacan el trato despersonalizado que propone el sistema de salud, el acompañamiento invasivo del equipo médico, que muchas veces apura los tiempos del trabajo de parto y el exceso de intervenciones por cesárea.
…Y además patologiza y medicaliza un proceso que es normal, natural, sexual y fisiológico; omite información, ejerce presión proclamando mitos sin sustento científico y  genera miedos sin sentido en las mujeres y en la sociedad, con el objetivo de acomodar los eventos a su conveniencia (horaria, laboral, legal, etc).

Infobae
consultó al doctor Diego Halle (MN 85845), obstetra y director de Comparto, quien explicó que "muchas veces se pueden cumplir las 'pautas' del parto humanizado y de todos modos generar un desamparo al no darle protagonismo a la madre" y destacó que "se trata de que la mujer pueda elegir a qué ritmo quiere ella hacer todo, en qué momento caminar, cuándo quiere que la revisen y cuándo no, si quiere anestesia, etc; siempre la decisión médica la tiene el profesional, pero si va todo bien ella puede decidir ciertas cosas, si no, se le hace perder poder, confianza en ese momento".
Es extraño que se hable de “pautas”. A mi entender se debería hablar de “normas” porque se trata de cuestiones que involucran derechos humanos, por lo tanto no son negociables u opcionales.

Sin embargo lo que me enciende la luz de alerta es lo de “siempre la decisión médica la tiene el profesional, pero si va todo bien ella puede decidir ciertas cosas” ¿en qué quedamos? ¿le damos o no le damos el poder a la mujer?
¿Por qué puedo elegir algunas cosas sí y otras no? ¿Por qué no puedo elegir las cosas que considera el médico que debe decidir él? ¿no debería al menos pedir sugerir cuál sería su recomendación y pedir consentimiento? La respuesta suele ser “porque el médico es él/ella y estudió para eso” pero ahí nuevamente nos están enrostrando el desbalance de poder, con lo cual ese “darle el poder a la mujer” sería ficticio.
Los médicos estudian para tratar la enfermedad, la patología, lo que se desvía de lo normal. Entonces en primer lugar tendrían que explicar qué hacen “atendiendo” embarazos y partos normales. En segundo lugar, tendrían que reconocer que en la gran mayoría de los casos, las complicaciones por las que surge la necesidad de que “actúen” están causadas por sus propias intervenciones de rutina que forman parte del protocolo que rige su práctica clínica.

Y aún así, de acuerdo a la Ley26.529 de Derechos del Paciente, toda persona tiene derecho, tanto a negarse a recibir determinado tratamiento o a que se le realice una determinada práctica, así como a dar “directivas anticipadas” (lo que se conoce en este ámbito como plan de parto) sobre lo que desea y lo que no para el parto y nacimiento y que dichas directivas sean respetadas.

Esta es la delgada línea que siempre converso con las parejas que tengo la oportunidad de acompañar. ¿Dónde termina mi poder como mujer/madre/parturienta y dónde empieza el de decisión del profesional? Aquí es donde las respuestas suelen variar y el tema da para mucho debate. Mi recomendación es que siempre conversen sobre las llamadas “decisiones médicas” y entiendan a qué se refiere cada profesional con eso (que puede variar un poco pero en general es bastante similar) para poder validarlo con sus expectativas, deseos y necesidades. Donde haya un desencuentro entre ambas posiciones, conviene reconsiderar si estamos con la persona adecuada.
"Es clave que la mujer pueda 'escuchar' su cuerpo, sus necesidades", resaltó.  
Todo lo que la saque de su foco de atención le resta, todo lo que no le guste, la haga dudar va en contra de su trabajo de parto", agregó el especialista, para quien entre las principales falencias del sistema de salud en este aspecto es que "el volumen de partos que maneja cada médico hace que sea difícil tener vínculo con cada paciente".
"Y por otro lado, no nos enseñaron a los médicos (ni a las parteras) a acompañar ese momento, estamos 'entrenados' para llegar a resultado y no para mirar otras necesidades, nos cuesta ponernos en el lugar del otro", se sinceró.  
Bien ahí, celebro la mirada crítica sobre el asunto. Agregaría que a la mayoría le  falta conocimiento sobre medidas alternativas, no invasivas, para ofrecer ante determinadas situaciones frecuentes como el dolor, alteraciones menores del trabajo de parto, etc.

Así parece, una de las causas de esta tendencia que crece es el escaso tiempo que los médicos dedican a escuchar a sus pacientes.
"El parto humanizado no sólo implica respetar los derechos de la mujer sino que además requiere de la sensibilidad y empatía del equipo médico para interpretar y dar respuesta a las necesidades y miedos de cada pareja", sintetizó Halle.
Y contó: "Hace más de ocho años que comencé a especializarme en partos humanizados. Mi búsqueda comenzó luego de haber trabajado en el sistema tradicional y entender que éste resulta sumamente invasivo para las necesidades de los padres en un momento tan especial. Es muy difícil hacer obstetricia sin vínculos".
Qué triste que acompañar partos humanizadamente sea una “especialización” y no la regla, considerando que contamos con leyes y evidencia científica y que además, hacer lo contrario es hasta cuestionable moral y éticamente.

En qué casos se recomienda una cesárea
Si bien Halle reconoció que en la actualidad "hay más indicaciones de cesárea que antes porque hay elementos de diagnóstico que no existían", aseguró que "a pesar de eso sigue habiendo más de las necesarias".
Cabría aclarar que esos elementos de diagnóstico en muchos casos se equivocan o dan por confirmadas patologías sin suficientes validaciones de los resultados, sobre todo cuando se aplican por rutina a la totalidad de las mujeres, incluyendo a aquellas que están sanas y tienen embarazos normales.
Esto constituye el efecto nocebo en el cuidado prenatal sobre el cual el Dr. Michel Odent dice que “es un efecto negativo en el estado anímico de las embarazadas y de sus familias que ocurre cada vez que un profesional de la salud hace más daño que bien al interferir con la imaginación, las ilusiones o las opiniones de una paciente” y trae como consecuencia que se tomen decisiones desacertadas (porque conllevan consecuencias negativas para la madre y el bebé), basadas en información incorrecta o incompleta, producto de los prejuicios y la práctica de la medicina defensiva.
Es que -en palabras del especialista- "la paciente muchas veces pierde confianza y aparecen fantasmas y fantasías que generan que quiera sacarse rápido el tema de encima. Y a veces el médico acompaña eso porque resolver con cesárea acorta tiempos a todos; es fácil que la paciente te pida cesárea, está muy vulnerable en ese momento".
Y pese a lo que se cree, Halle explicó que la decisión de terminar en una cesárea "no es porque se gane más plata, sino que tiene que ver con una comodidad y ahorro de tiempo".
Nuevamente, aplaudo la sinceridad…

Así es que también la alta tasa de cesáreas influye a la hora de elegir un parto distinto. Según estadísticas del Ministerio de Salud, en el sector privado el 50% de los bebés nacen por cesárea, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que esa tasa no supere el 17 por ciento.
"Además de contención, calidez humana, intimidad y la libertad para elegir, muchas mujeres buscan escaparle al exceso de cesárea. Este enfoque aumenta las posibilidades de tener un parto natural. En Comparto tenemos un promedio anual de partos por cesárea del 16%, que está dentro de las recomendaciones de la OMS y lejos del 50% de los centros privados de la Argentina. Además tuvimos muchos partos naturales de mujeres con una cesárea anterior", afirmó Halle.

Los riesgos del parto en casa
Este título de entrada es tendencioso.
Hasta no hace muchos años los nacimientos se producían en los hogares donde las madres y los niños recién nacidos estaban rodeados del afecto y contención de sus familias. Este entorno ideal tenía como contrapartida que, si se producía alguna emergencia o complicación, era muy difícil o imposible de resolver, por lo que –en ocasiones– las madres o los niños fallecían o enfermaban gravemente en el parto o unos días después.
Aquí aclararía que esto mismo ocurre en las instituciones, me atrevería a decir que hasta con mucho mayor frecuencia que en los partos planificados en domicilio.
Y digo que es tendencioso porque hablar solo de los riesgos del parto en casa versus los beneficios del parto en institución constituye un sesgo bastante grosero. Sobre todo cuando se ignora (supongo que por desconocimiento) la evidencia científica al respecto.
Para más información se puede ver
aquí, aquí y también aquí pero en Inglés. Sobre resultados de parto planificado en domicilio en Argentina, aquí.
Acá no es cuestión de fundamentalismos: cada quién debería poder elegir dónde quiere parir, ya sea en una institución o en casa, y contar con los recursos para ello por parte del sistema de salud (algo que no es utópico porque de hecho existe hace mucho tiempo en Holanda, Inglaterra, Canadá y varios otros países desarrollados con excelentes resultados).

Por ese motivo, explicaron a Infobae referentes de Unicef, "los partos comenzaron a realizarse en instituciones de salud (hospitales, clínicas, etc.) para darle mayor seguridad a los nacimientos y -en especial- para poder resolver las situaciones complicadas de aquellos que presentasen algún riesgo que no siempre es posible anticipar".
Tengo mis reservas respecto de esta afirmación, dado que  las situaciones “que no es posible anticipar” en un parto domiciliario tampoco se pueden anticipar en una institución. La única ventaja allí es que se accede “más rápido” (lo cual no siempre es tan así) a recursos tecnológicos para atravesar la urgencia.

Pero por el otro lado, nuevamente se está omitiendo considerar la contracara, que es la batería de intervenciones rutinarias, prácticas obsoletas sin sustento científico y consecuentes daños evitables a los que se ven sometidos diariamente mujeres y bebés sanos en las instituciones, con el incremento en los costos asistenciales que esto lleva asociado.


Este tránsito hacia el parto institucional se asoció a una mayor medicalización y una disminución de la participación familiar en un hecho que es, primordialmente, un acontecimiento familiar.
"Desde hace varios años se trabaja intensamente desde distintos sectores vinculados a la salud materno-infantil para lograr el equilibrio entre lo necesariamente médico y lo eminentemente familiar", aseguraron las fuentes del organismo internacional, y destacaron que "este esfuerzo se traduce en lograr que los lugares donde se producen nacimientos sean maternidades seguras y centradas en la familia".
Así, para que las maternidades respondan a la naturaleza familiar del proceso de nacimiento, "se promueve la participación de los familiares en el preparto y parto". También se fomenta la construcción de edificios con comodidades que permitan esas prácticas y puedan albergar a otros miembros de la familia que acompañen y sostengan a la madre en esos momentos trascendentes.
Para garantizar la seguridad, estas maternidades deben contar con quirófano y anestesia para poder realizar alguna operación (como por ejemplo una cesárea), disponer de sangre para transfusiones, de personal entrenado y equipamiento para atender las emergencias en las madres y en los recién nacidos y, finalmente, con ambulancias equipadas y con personal adecuado para poder trasladar a la madre y/o al recién nacido a un nivel de mayor complejidad si esto fuera necesario, ya que estos requisitos mínimos no son suficientes si se anticipa o ya se produjo el nacimiento de un niño prematuro.
¿Y de personal formado y preparado para la atención humanizada y protocolos acordes?
Me encanta, porque lo dan por sentado como que eso existe, y la realidad es que no.
La realidad nos muestra un nivel de violencia naturalizada, sistematizada y creciente en el ámbito del parto y el nacimiento tanto público como privado, situación que las autoridades políticas a sanitarias en gran medida se niegan a reconocer.


En la misma línea se expresó Halle, quien consideró que el parto humanizado es un concepto que -según su criterio- "se debe aplicar a las instituciones médicas".
Yo diría que se debería aplicar al cualquier entorno o situación en la que se desarrolle un parto y un nacimiento si estamos hablando de derechos, libertados y de dar poder a las mujeres. Y que  también el concepto de humanizado es extensivo a los controles pre y postnatales.

"El parto domiciliario me parece que está bien, pero no estamos educados los médicos para atender partos en el domicilio y creo que, en mi caso, ante la duda iría al quirófano porque sé que no tengo tanto margen de tiempo", destacó el especialista, para quien, "si bien la posibilidad de que algo salga mal es baja, en un sanatorio se resuelve más rápido y en la casa el apuro puede llegar a hacer que se pierda la 'magia' del momento de todos modos".
"Para evitar riesgos, yo no juego con ese mínimo porcentaje", resumió Halle y finalizó: "Hay que adaptar el sanatorio para que la mujer se sienta como en su casa".
Entiendo y respeto la postura, aunque insisto en que suelen estar basadas en el miedo y el desconocimiento de cómo funciona realmente un parto en otro contexto que no sea el hospitalario y bajo cierto grado de conducción.

Lo de que se pierda “la magia del momento” me hace gracia… Si hay realmente una urgencia, la “magia” se va a perder estés donde estés, tengas cerca o lejos un quirófano porque es inevitable el nerviosismo, el miedo y el stress ante una situación semejante. No entiendo por qué cree este profesional que ante una emergencia estando en un hospital se puede evitar que se pierda la magia, suena ridículo.

 Otro punto a objetar es el del apuro. Un traslado durante un parto domiciliario no tiene por qué hacerse con apuro (de hecho eso también se evita) si se está acompañado por personas idóneas y experimentadas que puedan detectar adecuadamente cualquier desvío de lo normal.


Con peso de ley
En la Argentina, la Ley Nacional 25.929, de parto humanizado, es la garantía legal que protege los derechos de la mujer embarazada, su familia y su hijo por nacer y engloba a los derechos 1 y 2. Esta ley fue implementada en 2004 y es cubre ampliamente los diferentes momentos del embarazo, parto y nacimiento. El artículo 2 describe los derechos de la mujer en relación al embarazo, parto y post parto e incluye el concepto de un control del embarazo adecuado:
Artículo 2. Toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el postparto, tiene los siguientes derechos:
A. A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas. 
B. A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales.
C. A ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
D. Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer.
E. A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales.
F. A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, salvo consentimiento manifestado por escrito bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
G. A estar acompañada, por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto.
H. A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.
I. A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.
J. A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña.
K. A ser informada específicamente sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el niño o niña y ella misma.
Además, en el artículo 3 de dicha ley se enuncian también los derechos del recién nacido:
Artículo 3. Toda persona recién nacida tiene derecho:
A. A ser tratada en forma respetuosa y digna.
B. A su inequívoca identificación.
C. A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación o docencia, salvo consentimiento, manifestado por escrito de sus representantes legales, bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.
D. A la internación conjunta con su madre en sala, y a que la misma sea lo más breve posible, teniendo en consideración su estado de salud y el de aquélla.
E. A que sus padres reciban adecuado asesoramiento e información sobre los cuidados para su crecimiento y desarrollo, así como de su plan de vacunación.
En el artículo 6 la ley especifica que "el incumplimiento de las obligaciones emergentes de la presente ley, por parte de las obras sociales y entidades de medicina prepaga, como así también el incumplimiento por parte de los profesionales de la salud y sus colaboradores y de las instituciones en que éstos presten servicios, será considerado falta grave a los fines sancionatorios, sin perjuicio de la responsabilidad civil o penal que pudiere corresponder".
Por último, en el artículo 4 describe los derechos de los padres de recién nacidos en situaciones de riesgo haciendo hincapié en el derecho a la información.
El marco legal existente abarca todas las dimensiones manifestadas por los equipos de salud y por los familiares sobre la adecuación del sitio donde debe nacer un niño prematuro, por lo tanto, es el Estado, entonces, el que debe garantizar el cumplimiento de las leyes existentes.


Sería genial si esto se cumpliera y si alguien respondiera a las denuncias de incumplimiento de manera acorde, protegiendo efectivamente los derechos de madres, padres y bebés.